El talento es, desde siempre, uno de los aspectos que más ha fascinado al ser humano, la capacidad de co-crear, de acometer hazañas increíbles, tanto en el plano físico como el intelectual; pocos halagos inciden más en el ánimo de alguien que un escueto “tienes talento”, por eso desde la Antigüedad se ha venerado a aquéllos que demostraban la superioridad de sus dones: desde los deportistas en las Olimpiadas griegas hasta las grandes mentes de la ciencia.

Prácticamente desde que sus hijos nacen se puede comprobar aquellas destrezas o habilidades en las que más se destacan; talentos deportivos, músicales, artísticos entre otros que hacen de la persona un ser especialmente preparado para los nuevos desafíos, cualquier talento es bueno y debe ser fomentado por los padres para que se desarrolle y se alcance todo el potencial requerido.

Sin embargo, algunos podrían practicar cinco veces más sin llegar nunca a ser expertos. Es ahí donde entra el factor genético como responsable de que ciertos individuos tengan mayor facilidad que otros para dominar, por ejemplo, un instrumento. Los grandes músicos tienen algo que claramente los distingue: su ADN, pensémoslo así: si solo con práctica pudiésemos conseguir un nivel de excelencia en una actividad, podríamos ser extraordinarios en lo que deseáramos; si hubieses analizado por 10 mil horas los circuitos electrónicos, ¿hubieses creado la computadora personal (PC), como lo hizo Steve Jobs? Si practicaras 10 mil horas de fútbol, ¿serías Lionel Messi?.

En realidad, la suma de los factores genéticos, lo que heredamos, sumado al estímulo ambiental, es decir, la combinación de un talento natural asociado con una gran dedicación, es el motivo por el que existen personas con condiciones excepcionales para desarrollar una tarea.

Si tu hijo muestra claros signos de talento, tienes la mitad del camino hecho. Ya conoces lo que le llama la atención, lo que le despierta interés y no tienes que estar recordándole qué tiene que practicar. Si este es tu caso, como padre, procura alimentar su entusiasmo y darle las herramientas que necesita para seguir aprendiendo y desarrollando su área de interés. Estudios recientes confirman que el entusiasmo es contagioso.

Si los niños reciben atención y halagos por algo que hacen bien, se sentirán motivados a seguir haciéndolo, y si persisten el cerebro acaba creando una sinapsis que asocia placer con la actividad que están desarrollando. Si tu hijo aún no ha descubierto una habilidad, un interés o talento, no hay motivo para pensar que no los tiene, el talento en algunos niños a veces requiere de disciplina, tiempo y mucha paciencia.

¿cómo detectar esos talentos innatos que esconden?

para ayudarl a  su hijo a desarrollar sus talentos les traemos algunos consejos prácticos que pueden ayudar:

  • Si tu hijo/a habla mucho, lejos de regañarle, habría que considerar si es un pequeño escritor, periodista, maestro o juez, y enfocar esa supuesta “habladera” en algo positivo. Una de las maneras de redirigir su afán por la palabra es ayudarle a elaborar sus propias historias, fomentar su amor por la lectura y por el debate. Motivarle a escribir cuentos, grabar sus ideas o pensamientos, redactar cartas a familiares y amigos.
  • Si tu hijo/a le gusta colocar y ordenar sus juguetes en grupos, clasificarlos por color o tamaño, quizás se esconda un pequeño analista, investigador o matemático; estos niños suelen buscar patrones y prestan mucha atención a los detalles, si aún es demasiado pequeño para hacer ejercicios matemáticos o un experimento científico, por ejemplo puedes ayudar a desarrollar su inclinación por el pensamiento analítico, motivándole a hacer preguntas y dejándole ordenar objetos en casa como la vajilla, los cubiertos, o libros.
  • Si tu hijo/a tiene una imaginación desbordante, se despista con facilidad, hablan solos y se le da bien resolver problemas de manera creativa, quizás estemos delante de una futura artista; debes fomentar su talento dándole el material que necesita: pinturas, lápices, cuadernos, marionetas, instrumentos musicales e incluso actividades científicas para los más pequeños; una buena idea es llevarlos a museos, obras de teatro y conciertos, también podrías organizar una tarde de teatro en casa o lectura de cuentos con familia y amigos como espectadores.

La ciencia demuestra que tu talento está en tu ADN, por esta razón, lo central es conocerse a uno mismo, y sobre todo cuáles son aquellas áreas donde te destacas; saber qué talentos heredaste puede ser un buen punto de partida para seguir tu pasión.

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